miércoles, 25 de julio de 2012

Delicados frascos impregnados de fantasía oriental

En la China Imperial y particularmente desde el siglo XVIII, durante la dinastía Qing, se puso de moda inhalar tabaco en polvo, por ser considerado estimulante y con diversas cualidades curativas. Enfermedades comunes como resfriados o dolores de estómago se pensaba que mejoraban con el tabaco y los estornudos provocados también se creía ¡que mejoraban el dolor de cabeza!.



Para contener el polvillo y poder llevarlo encima, los chinos idearon unos pequeños frascos con tapón que se prolongaba en una pequeña cucharilla, generalmente de marfil, que era la que extraía el tabaco y servía para introducirlo directamente en la nariz. Las botellitas se fueron sofisticando, siendo consideradas cada vez más como objetos preciados y preciosos y que constituían también un símbolo de estatus social, decayendo su producción artística con la llegada de la República, ya en el siglo XX.

Es lógico que estas pequeñas joyas se hayan convertido con el tiempo en objetos de ávido coleccionismo. En la elaboración y decoración de estos frasquitos se emplearon las materias, técnicas y motivos simbólicos más variados: los encontramos realizados en piedras duras talladas, en ámbar, en porcelana, en vidrio incoloro pintados en el interior o en vidrio de colores tallado en camafeo con increíble miniaturismo y que constituyen refinados ejemplos de lo que popularmente se conoce como "trabajo de chinos".

Fuente: Balclis

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